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Pamplona, Navarra

Pamplona, Navarra

Si tienen la suerte de visitar Pamplona cuando no llueve, es una ciudad que sorprende mucho. Es verde, pequeña, ordenada, acogedora, bonita, divertida y totalmente caminable. Hay que sacarse la cabeza el estereotipo de los sanfermines (una semana entera en la que este sitio es el epicentro de España -y del mundo- con visitantes nacionales e internacionales dispuestos a darlo todo por divertirse sin control) pues esa no es siempre Pamplona. Aquí les van mis recomendaciones:

 

Comenzar el día con un paseo por la Taconera, el parque más viejo, más monumental y mejor cuidado de la ciudad. Verán ciervos y pavos reales, y merece la pena desayunar en el Café Vienés, en modo old school. Justo al lado está la Ciudadela, otro imprescindible, una antigua fortaleza militar muy curiosa por su forma de estrella.

 

Luego emprender el recorrido turístico por lo que llaman “el encierro”, empezando por la cuesta de Santo Domingo, en donde obtendrán unas vistas espectaculares. Aquí comienzan los 890 metros de carrera de los toros en los sanfermines y terminan en la plaza del Ayuntamiento.

 

Ir de pintxos por la calle Estafeta y la calle San Nicolás. Sabrán a qué hora comienzan, pero nunca a qué hora acaban, así que relájense y disfruten que tienen 50 bares por delante.

 

Ir a por churros y chocolate en el clásico Café Iruña, en la Plaza del Castillo.

 

Si hace buen tiempo, sentarse en la terraza El Caballo Blanco, en el punto más alto del casco antiguo, detrás de la Catedral.

 

Como siempre, simplemente perderse por las calles del centro antiguo.

 

No dejen de ir a conocer el campus de la Universidad de Navarra, es bellísimo. Además, allí encontrarán el Museo Universidad de Navarra, cuyo edificio fue diseñado por Rafael Moneo, es una joya.